Para ser eléctrica, la logística necesita, por un lado, vehículos eléctricos. Camiones de medio y gran tonelaje con autonomía suficiente para permitir grandes recorridos. Pero, además, se necesita de una infraestructura capaz de adecuarse a las necesidades de recarga de esos camiones, haciéndolos coincidir con sus paradas obligatorias.
Sobre cómo se planifican estas infraestructuras, en qué punto estamos de la descarbonización del transporte y qué perspectivas de futuro hay, hablamos con Ana Fernández, Jefa de Producto de Movilidad Urbana de Iberdrola.
Nueva Movilidad.- ¿En qué punto se encuentra el desarrollo de la movilidad eléctrica, especialmente desde el punto de vista de transporte de viajeros y mercancías?
Ana Fernández.- A día de hoy, las rutas urbanas de autobús están cubiertas con el vehículo eléctrico, y lo mismo sucede con el reparto de última milla y distribución urbana. Sin embargo, es cierto que a nivel interurbano la tecnología está en desarrollo para cubrir largas distancias tanto en el transporte de pasajeros como de mercancías.
“Se está desarrollando un nuevo estándar de recarga para camiones y autocares”
Cuando la tecnología esté madura, con baterías con mayor densidad energética y por tanto mayor autonomía, esperamos poder desplegar una infraestructura de recarga en ruta que permita hacer estos recorridos aprovechando la parada de tacógrafo obligatoria, cada cuatro horas y media, durante 45 minutos.
Por otro lado se está desarrollando un nuevo estándar de recarga,(Megawatt Charging System) con el nuevo conector específico para camiones y autocares. Se espera tener completamente listo el estándar mundial en 2024 de hasta 3 MW. Con estas potencias tan elevadas de carga los conductores no tendrán que usar más tiempo para la recarga que lo que utilizan para la parada obligatoria. Este tipo de infraestructura permitirá velocidades de recarga muy elevadas, imprescindibles para la electrificación del transporte de personas y mercancías de larga distancia o para servicios de distribución de mercancías 24/7.
NM.- ¿Qué se necesita para que la electrificación del transporte de mercancías sea una realidad?
A.F.- Antes de pensar en la compra de un camión eléctrico es importante la planificación, hay que pensar en cómo van a recargarlo, si va a ser suficiente con puntos de recarga en sus instalaciones, ver dónde hacen las paradas para la recarga en ruta… Nosotros necesitamos saber estos datos porque queremos que esos puntos de recarga cumplan con su cometido.
Por otro lado, además de lo mencionado, es cierto que a día de hoy el coste inicial de adquisición de un camión eléctrico es el triple que uno de combustión. Además, los plazos de amortización de los camiones son inferiores a los autobuses.
No obstante, si se valora el coste con perspectiva, no centrándose solo en el coste de adquisición, lo cierto es que gracias a los muy inferiores costes de mantenimiento y de combustible, el coste total de vida útil de un camión eléctrico se acerca mucho más a un camión de combustión. Y si añadimos las ayudas existentes, entonces el TCO sí que sale rentable, tanto en autobuses como en camiones.
“Un millón de VE ligeros aumentaría el consumo solo un 1%”
NM.- Desde Iberdrola, ¿mantienen contacto con el resto de agentes implicados en la movilidad eléctrica?
A.F.- Como empresa integradora que desarrolla proyectos globales, tenemos contacto tanto con fabricantes de autobuses como de camiones, para estar al tanto de las novedades que presentan. De hecho, en julio de este año presentamos la alianza para la electrificación del transporte pesado por carretera en España en la que estamos todos los sectores implicados en la electrificación del transporte pesado por carretera: fabricantes, infraestructura de recarga, operadores logísticos y clientes finales. La iniciativa es pionera en Europa y con ella pretendemos acelerar la regulación necesaria para que los objetivos de descarbonización se puedan conseguir en el plazo marcado.
“Hay capacidad de sobra”
NM.- Seguramente esta sea una pregunta que muchos se hagan cuando hablamos de electrificación de la movilidad, ¿hay potencia suficiente para ese futuro eléctrico al que nos referimos?
A.F.- Hay un dato que nos gusta mucho mencionar y es que un millón de vehículos eléctricos ligeros supondría un aumento del consumo de solo un 1%. Entre 1997 y 2007 hubo un aumento de la demanda del 6% a nivel global. Esto quiere decir que hay capacidad de sobra para la generación de energía suficiente y cubrir la demanda que se viene con el vehículo eléctrico.
Además, estamos hablando de un aumento de la demanda paulatino, no de golpe, que se llevará a cabo de manera paralela a la ampliación de red necesaria para asumir la nueva demanda.
Eso sí, como las empresas distribuidoras tienen ahora mismo limitada la inversión en desarrollo de red, es necesario que se les permita invertir en ello para tenerlo cubierto cuando llegue el momento
NM.- ¿Podría suponer esto un encarecimiento de la luz? ¿Tenemos que preocuparnos?
A.F.- Gracias a la penetración de las renovables, el coste de la electricidad se va a abaratar mucho más. Frente a los combustibles fósiles, la electricidad plantea contratos a largo plazo que garantizan unos costes más estables pase lo que pase. Lo que sucedió con el gas durante la guerra de Ucrania, que hubo transportistas que no podían sacar sus vehículos del garaje porque no les compensaba, no va a suceder con la electricidad.
NM.- ¿Qué previsiones tiene Iberdrola a medio y largo plazo en el desarrollo de infraestructura de carga para el transporte pesado?
A.F.- Actualmente, la alianza entre Iberdrola y bp pulse acaba de comenzar su andadura y desarrollará estaciones de recarga de alta potencia en las que se cubra la recarga nocturna. Es decir, cuando el transportista pare a dormir y necesite recargar su vehículo. Esta alianza va a trabajar en lograr una extensa red de recarga rápida y ultrarrápida y, continuará trabajando también en el desarrollo de un plan de recarga de oportunidad. La recarga rápida con cargadores MCS que mencionamos antes y que implantaremos para que sea viable ese transporte de largo recorrido.
Es decir, desde el punto de vista privado estamos en ello, pero hablamos de años de desarrollo, porque son proyectos que requieren de potencias muy elevadas, con procesos burocráticos que implican plazos muy largos y hay que planificarlas con mucha antelación.
